Ilustración: Vandrake |
“Prometo no llamarte hijo de perra nunca más”.
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Asdwer es capitán de una no muy bien organizada banda de ladrones de casi todas las razas habidas y por haber en el continente conocido. Tiene que serlo: a veces parece ser el único con cerebro entre todos sus secuaces. Pero no es un ladrón común y corriente; más bien tiene el tipo de Robin Hood... aligerar un poco a los que tienen demasiado. Una pena que no todos los miembros de su banda piensen igual (a uno de ellos, llamado Prentz, le parece genial arrebatarle un pedazo de pan a una viejita). Asdwer, sin embargo, tiene muy bien controlada a su banda, que lo idolatra como el rey tuerto de la tierra de los ciegos, y cualquiera de ellos es capaz de dejarse sacar las tripas por él. Es un excelente espadachín, observador, aunque un poco cuadrado, muy seguro de sí mismo, hambriento de aventuras y, como le ocurre a la mayoría de los bradin, no le interesa mucho el amor en el sentido romántico o sexual.
Hayao Asdwer recibió su nombre de pila en honor a Hayao Miyazaki, y a la primera
película de este entrañable director que me tocó ver a la edad
de siete años: El gato con botas, una adaptación libérrima
e inequívocamente japonesa de este cuento de Perrault. La imagen de un gato
con espadín y personalidad fue la inspiración primaria para los bradin,
aunque no para el mismo Asdwer; sin embargo, estos dos gatos tienen muchas cosas
en común, entre otras, que son proscritos por su propia raza y que se lo toman
con bastante optimismo. Asdwer no necesita quedar bien con nadie.