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Notas para "El nacimiento de Sleipnir".

Este cuento lo escribí como tarea de un taller que desde hace algún tiempo llevo en compañía de amigos. El tema del cuento que teníamos que escribir era “dulzura, empatía y dispersión”... cada quien podía interpretar eso como deseara. Y elegí hacer mi cuento con un tema que me había estado rondando la cabeza desde hacía algún tiempo. Siempre que me ponía a comentar con amigos mi oposición al aborto, se me ocurría barnizar mis opiniones sociopolíticas con una cita medio inútil que sin embargo me hacía sentir muy bien: “Si Loki, que era dios, no interrumpió su embarazo, ¿cómo es posible que...?”


Y hasta ahí. Pero un día, sin aviso previo pero con la excusa del taller, me dije; bueno, al diablo; pesqué la idea al vuelo y terminé casi todo el cuento en una sola sentada.


Mi fascinación por la mitología nórdica se remonta a los lejanos tiempos de la escuela secundaria. Tenía un libro de mitología, interesante pero medio machista, publicado por editorial Bruguera, que leía a trocitos y al que me volví buscando información sobre la aventura de Teseo en el Laberinto. Los griegos fueron mi pasión desde la escuela primaria hasta los catorce años, que fue cuando dirigí mis pasos hacia el norte, hacia Asgard y Midgard.


Conocí a Odín, a Thor y a todos los demás. Pero ya podrán imaginarse quién resultó ser mi favorito desde el principio: Loki el transformista, quién más. Más que su cinismo y su inteligencia, me llamaban la atención su alegría de vivir y su propensión al aburrimiento, y que siempre trajera de cabeza a los otros, aunque siempre consideré que el asesinato de Balder había sido buscarle tres pies al gato. Le tuve un gran cariño, hasta que se me ocurrió botar la mitología nórdica por la celta, y después me olvidé un poco. Sólo un poco, que conste.


No supe sino hasta hace poco que Loki se había casado, y de hecho en dos ocasiones, y que fue Sigyn, su segunda esposa, quien permaneció a su lado sin importar qué sucediera. Pero de Sigyn no se menciona mucho más que el nombre en las historias de la mitología, y sólo en el momento en el que Loki es encadenado bajo tierra. Así que me pregunté qué clase de esposa podría tener alguien como Loki. Bueno, hasta donde tenía entendido, Loki era el más joven de los Asen y, con la posible excepción de Balder, también el más atractivo físicamente, no obstante ser muy bajito (puesto que ese rasgo lo compartimos, resulta de lo más agradable que la gente del norte pueda pensar que la gente bajita puede ser atractiva :> ), y había tenido amoríos, nada más por diversión, con casi todas las diosas, incluyendo, según las malas lenguas, a Sif, la esposa de Thor. Pero una vez casado, había sido fiel. Así pues, ¿qué clase de mujer podría haber pescado a semejante individuo? La horma de su zapato, seguro. Alguien que fuera tan inteligente como él, pero sin su cinismo (el cinismo es, en la mayor parte de la gente que conozco, una pantalla, y no creo que Loki fuera la excepción), y que lo amara, eso sí, incondicionalmente.


El cuento tiene corte feminista; sí, y qué. Aún en la actualidad, conozco hombres que tienen la estúpida idea de que el embarazo es una “debilidad” femenina, y no dudo que algunos de éstos individuos se sentirán un poco molestos ante la forma en la que describo las sintomatologías del embarazo de mi estimado Loki. Son hombres, pienso, que se atreverían a acusar de homosexual a un cosexáneo por atreverse a llorar en público, o por reconocerse enamorado. Vaya tontería. Pero, aunque no me desagrada la cosa, mi objetivo no era molestar, sino, simplemente, ponerme realista. He seguido de cerca algunos embarazos y partos, y sé por otro lado que los hombres no tienen mucho aguante en cuanto al dolor físico se refiere (vaya, eso es lo que uno aprende en una clase de artes marciales). Y ya me imagino cómo se las arreglaría uno para soportar semejantes trances.
Tal vez me tomé algunas libertades con la mitología... en realidad no sé, por ejemplo, si Loki ya estaba casado con Sigyn cuando se embarazó de Sleipnir (es muy posible que no) y si ya había sido el padre de Vali y Narvi... de hecho sólo en una versión he encontrado que Loki y Sigyn fueron padres de Narvi, y en la mayor parte Vali, asesino de Hoder, aparece como hijo de Odín. Pero si hice cambios aquí, tienen una buena justificación. En primer lugar, no creo que Loki hubiera aguantado ni el principio si hubiera intentado resolver su problema solo. En segundo, vamos, Odín tenía ya muchos hijos... y para que Sigyn ayudara a su esposo posiblemente serviría de mucho que ella fuera mamá. Además me daba un pretexto para hacer una comparación cruel entre las actitudes de Loki durante los embarazos de Sigyn y la de ella durante el de él.


Como lo mencionaba mi amiga Ana María González... ¿qué mejor broma le puede uno jugar al máximo bromista si no es darle algo de lo que los otros se puedan reír a gusto? Al pobre le puse muchas malas pasadas. Como la que reproduzco a continuación, y que, mala pata, mis compañeros de taller no entendieron a la primera.

- ¿De qué otra forma podremos enterarnos...? - suspiró Sigyn. Su marido la miró fijamente.


- Oh, está bien - refunfuñó, y cerró los ojos, concentrándose unos momentos. Después los volvió a abrir -. ¿Qué sucedió?


- Nada, nada - respondió ella.


- ¿No me veo diferente?


- Oh, claro que no.


- Pero me siento muy raro - Loki se rascó la cabeza -. Y quiero... si no te molesta... ¿Cómo...?


- En cuclillas - respondió suavemente Sigyn -. Hazlo en cuclillas.


- Gracias - Loki fue hasta el exterior y su mujer pensó que tal vez necesitaba estar a solas. Se equivocó. Los gritos de su marido le llegaron algunos segundos después.


- ¡Mi túnica! ¡Mi hermosa túnica!



Debido al mal resultado que este párrafo tuvo en mi taller, ya no sé si confiar en que se entendió o no. Lo que hizo el transformista por aquí fue, cerca de momento de dar a luz, abrir un conducto de salida. Su entrepierna, claro está, tenía que cambiar de sexo. Y el pobre no iba a saber utilizarla a la primera para cuestiones tan elementales como, por ejemplo, orinar.


La descripción del parto que hice fue lo más realista que pude, según el parto de un potrillo y no de un ser humano. En algunas versiones se cuenta que Loki no pudo recobrar su forma normal al quedarse preñado en forma de yegua, pero yo no me iba a privar de la diversión de ver a un hombre haciendo cosas de mujer. Tampoco de la ternura de una esposa que resultó ser mejor padre que ninguno.


Al cuento le puse un final suave, “bonito”, tal vez. Pero creo que era ése el que le correspondía, dada su naturaleza. En fin, dado que los finales suaves están tan desprestigiados últimamente, no creo que sea malo del todo.


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